Cosas que el cuidar de plantitas me enseñó

  1. A esperar
    El crecimiento de una plantita y su maduración lleva su tiempo, cumplen ciclos y no siempre están en su mejor momento. La paciencia es clave para verlas crecer.
  2. A ser más sensible
    Para cuidar bien de una plantita, tuve que empezar a detenerme más y mirarlas, mirar sus hojas, sus colores, sus tallos y flores. Sólo así pude empezar a reconocer qué necesitaban.
  3. A crecer hacia la luz
    Las plantitas se etiolan buscando luz, nosotros deberíamos desviarnos siempre del camino buscando los lugares cálidos, luminosos y felices.
  4. A desapegarme con más facilidad
    Algunas veces tuve que cortar hojas viejas y tristes para que la planta deje de gastar energía en intentar sanarlas y la invierta en darle lugar a las nuevas hojas y tallos. No es lindo, siento que le hago daño o que estoy quitando una hoja que puede mejorar, pero sacarlas siempre fue la mejor opción y como respuesta tuve muchas hojas nuevas y fuertes.
  5. A recibir
    El tiempo que le das de cuidados a tus plantitas, te lo devuelven en su belleza única. Nada de lo que das se pierde.
  6. A ser flexible
    Para conocer a mis plantitas pasó mucho tiempo. Tuve que cambiarlas muchas veces de macetas, de sustrato y de lugar en mi casa. Sólo así pude encontrar el lugar en el que mejor se daban y entender mejor sus diversas necesidades.
  7. A detenerme a observar
    Las primeras plantas que tuve sólo existían en un rincón solitario de mi casa, a veces ni siquiera me percataba de que hacían semanas que necesitaban agua. Hoy por hoy me detengo cada día a mirarlas, a buscar cambios que quizás ellas estén expresando en su follaje o sus tallos. Cuando lo hago, siempre me sorprendo al encontrar nuevas hojitas saliendo o flores abriéndose, un regalo para mí.
  8. A no darme por vencida
    La vida siempre se abre paso en las circunstancias más adversas. No siempre fui buena cuidadora de plantas, pero sólo volviendo a intentar logré entenderlas y aprender de ellas. Cada experiencia sumó y fue mejor y mejor.

Después de vos, hay canciones que no pude volver a escuchar, hay apodos que ya no me salen decir, hay comidas que no he podido cocinar, porque no me salen tan bien como a vos; hay cosas que he tenido que esconder, y muchas fotos que he tenido que borrar. Hay lugares a los que no pude volver, y hay aromas que me angustia sentir.
Después de vos, hay frases en mis labios que no me pertenecen, y pequeñas muletillas que me lastima soltar; hay lados de mí cama más fríos donde ya no puedo dormir, hay momentos de mí vida que no puedo recordar.

Después de vos, hay espacios en mi casa donde odio estar, y papelitos de colores que tuve que tirar. Hay plantas que no puedo ni ver, y películas que me lastiman de volverlas a ver. Hay frases que odio, hay poemas que quiero olvidar y vídeos que tuve que borrar.

Después de vos, hay un trozo de mí que tuve que dejar ir. Pero aunque no esté entera, te puedo asegurar que algún día voy a volver a estarlo, y ese día no está tan lejos. Después de vos, me voy a volver a amar, y me voy a poder olvidar. Después de vos hay canciones nuevas que voy a escuchar, apodos nuevos que voy a inventar, comidas nuevas que voy a crear, plantitas nuevas que voy a comprar. Después de vos hay tanto, que voy a volver a amar.

Yo no quiero ser recuerdo

A la mierda el conformismo:
Yo no quiero ser recuerdo
Quiero ser tu amor imposible,
Tu dolor no correspondido,
Tu musa más puta,
El nombre que escribas en todas las camas
Que no sean la mía,
Quien maldigas en tus insomnios
Quien ames con esa rabia que solo da el odio.

Yo no quiero
Que me digas que mueres por mí,
Quiero hacerte vivir de amor,
Sobre todo cuando llores,
Que es cuando más viva eres.

Yo no quiero
Que tu mundo se dé la vuelta
Cada vez que yo me marche,
Quiero que darte la espalda
Solo signifique libertad
Para tus instintos más primarios.

Yo no quiero
Quitarte las penas y condenarte,
Quiero ser la única
De la que dependa
Tu tristeza
Porque esa sería
La manera más egoísta y valiente
De cuidar de ti.

Yo no quiero hacerte daño,
Quiero llenar
Tu cuerpo de heridas
Para poder lamerte después,
Y que no te cures
Para que no te escueza.

Yo no quiero
Dejar huella en tu vida,
Quiero ser tu camino,
Quiero que te pierdas,
Que te salgas,
Que te rebeles,
Que vayas a contracorriente,
Que no me elijas,
Pero que siempre regreses a mí para encontrarte.

Yo no quiero prometerte,
Quiero darte
Sin compromisos ni pactos,
Ponerte en la palma de la mano
El deseo que caiga de tu boca
Sin espera,
Ser tu aquí y ahora.

Yo no quiero
Que me eches de menos,
Quiero que me pienses tanto
Que no sepas lo que es tenerme ausente.

Yo no quiero ser tuya
Ni que tú seas mía,
Quiero que pudiendo ser con cualquiera
Nos resulte más fácil ser con nosotras.

Yo no quiero
Quitarte el frío,
Quiero darte motivos para que cuando lo tengas
Pienses en mi cara
Y se te llene el pelo de flores.

Yo no quiero
Viernes por la noche,
Quiero llenarte la semana entera de domingos
Y que pienses que todos los días
Son fiesta
Y están de oferta para ti.

Yo no quiero
Tener que estar a tu lado
Para no faltarte,
Quiero que cuando creas que no tienes nada
Te dejes caer,
Y notes mis manos en tu espalda
Sujetando los precipicios que te acechen,
Y te pongas de pie sobre los míos
Para bailar de puntillas en el cementerio
Y reírnos juntas de la muerte.

Yo no quiero
Que me necesites,
Quiero que cuentes conmigo
Hasta el infinito
Y que el más allá
Una tu casa y la mía.

Yo no quiero
Hacerte feliz,
Quiero darte mis lágrimas
Cuando quieras llorar
Y hacerlo contigo,
Regalarte un espejo
Cuando pidas un motivo para sonreír,
Adelantarme al estallido de tus carcajadas
Cuando la risa invada tu pecho,
Invadirlo yo
Cuando la pena atore tus ojos.

Yo no quiero
Que no me tengas miedo,
Quiero amar a tus monstruos
Para conseguir que ninguno
Lleve mi nombre.

Yo no quiero
Que sueñes conmigo,
Quiero que me soples
Y me cumplas.

Yo no quiero hacerte el amor,
Quiero deshacerte el desamor.

Yo no quiero ser recuerdo,
Mi amor,
Quiero que me mires
Y adivines el futuro.

 

– Elvira Sastre